La cultura políticamente correcta nos destruirá

Escrito por Tsarevich 


Este ensayo trata sobre el impacto que puede tener la cultura políticamente correcta en la identidad personal y colectiva de los individuos, analizando los efectos de la censura y la tiranía junto con las bases de esta cultura. Esto es algo que se está volviendo sumamente importante en nuestra sociedad, que está transicionando para volverse cada vez más correcta con el fin de no "ofender" y "discriminar", basándose en ideas subjetivas sin sustentación propia que, sin embargo, ponen en riesgo la libertad de los individuos y los valores de la cultura occidental, como la soberanía individual.

Es importante analizar cómo se llega a la tiranía y la censura, para saber evitar el camino que nuestros antepasados han elegido en muchas ocasiones, con resultados catastróficos, ya que como dijo el filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, quien no conoce su historia y cómo se llegó al resultado, está condenado a tomar las mismas decisiones. Al analizar el comportamiento de los tiranos, se pueden identificar en nuestra sociedad y se puede entender por qué la cultura políticamente correcta es una tiranía silenciosa, lo que la vuelve más peligrosa ya que se detecta cuando es demasiado tarde para revertir los efectos a corto plazo. El objetivo conciso de este trabajo es invitar al lector a reflexionar sobre los efectos de la cultura políticamente correcta y cómo puede afectar a largo plazo a pesar de que a corto plazo sea tentador sucumbir.

Para lograr llegar a los resultados, se analizaron las definiciones de muchos conceptos clave para esta cultura, como es el caso de tiranía, lo que es correcto e incorrecto, censura, opinión y pensar. Además de esto, se hizo un análisis histórico sobre diferentes tiranías y gobiernos autoritarios, buscando encontrar similitudes con lo que está ocurriendo actualmente en nuestra sociedad, lo que le podrá dar al lector una idea del peor escenario posible si no se hace nada al respecto, o si cede ante las presiones del estado o de la sociedad. Además el texto busca abrir debate sobre la tiranía y la censura además de la necesidad de arriesgarse a ofender si se busca pensar y expresarse de cosas importantes libremente.

Capítulo 1: Lo políticamente correcto llevado al extremo

En los últimos años una idea ha tenido un renacimiento, una resurrección con una gran fuerza y capacidad de moldear nuestro mundo y sociedad. Esta idea es lo políticamente correcto. Según la Real Academia Española, políticamente correcto es “Que tiene en cuenta los valores de todos los grupos humanos y evita cualquier posible discriminación u ofensa hacia ellos por motivos de sexo, raza, ideología política, religión, etc.” En teoría, esto suena como una grandiosa idea y como una forma de mover el mundo hacia delante, ya que busca fomentar la tolerancia, inclusión y diversidad en nuestra sociedad. Sin embargo, la narrativa de lo políticamente correcto está siendo llevada al extremo, dividiendo la sociedad a un punto que los daños podrían ser irreversibles.

La idea de lo políticamente correcto es una ideología utópica, que busca aprovechar injusticias históricas para realizar un cambio ideológico del presente, creando una narrativa de víctimas y perpetradores, con el fin de obtener una superior posición moral y en la práctica saca aspectos importantes de un evento de contexto con el fin de complacer a una narrativa, lo que vuelve a la cultura de lo políticamente correcto un arma de doble filo. En este sistema se divide a la gente por grupos, basándose principalmente en sus características físicas en lugar de su personalidad y habilidad, lo que causa que las perspectivas de cada individuo se generan en su identidad grupal, en lugar de su identidad personal, lo que se asemeja mucho a uno de los propósitos de la cultura políticamente correcta, “... Evita cualquier posible discriminación u ofensa hacia ellos por motivos de sexo, raza, ideología política, religión, etc.” Por lo tanto, lo políticamente correcto es una de las grandes ideas que han transicionado en los últimos años a volverse lo que inicialmente buscaba destruir.

Para analizar más a fondo la cultura de lo políticamente correcto es necesario preguntarse: ¿qué es lo correcto e incorrecto? ¿Qué es el bien y el mal? Estos conceptos son la base de la cultura políticamente correcta, pero quién define qué está bien y mal? no hay ninguna definición predefinida sobre estos conceptos, la RAE tiene una definición mientras que Oxford tiene otra y cada individuo tiene su definición personal, todas basadas en la percepción de cada persona, usando las palabras correcto o incorrecto, sin embargo, quién define lo que es correcto e incorrecto? Sobre estos conceptos puede haber muchas definiciones, puede referirse a algo fijo como una respuesta de un examen o la ortografía de una palabra, pero también puede sobre algo no fijo, como la forma de pensar y las opiniones de cada individuo. Esa versión de lo correcto e incorrecto se basa totalmente en la moralidad de cada persona, construida parcialmente por las convenciones sociales y el contexto de cada individuo y situación. Esto es lo que vuelve imposible determinar qué es el bien y el mal, lo bueno y malo, ya que éstas son percepciones subjetivas individuales que se llegan a convertir en grupales que no son fijas o aceptadas universalmente.

Lo que está bien para una persona puede ser mal para otra, y no es necesario que estas personas sean de diferentes culturas, sólo es necesario que tengan un contexto diferente y los contextos son únicos ya que están construidos de muchos aspectos individuales, como gustos, experiencias, conocimientos, objetivos y situaciones. Tratar de imponer algo subjetivo como absoluto, es peligroso ya que ignora contextos para mantener una narrativa, como es el caso de la cultura políticamente correcta, que busca imponer lo que es aceptable e inaceptable para una sociedad de forma fija, ignorando una de las bases de la cultura occidental que es la soberanía individual. Ser políticamente correcto en forma personal no tiene nada de malo, es un objetivo noble en el que el individuo busca participar en la sociedad de una forma respetuosa e inclusiva, sin embargo cuando ese individuo busca obligar a otras personas a ser políticamente correctos con los mismos valores y pensamientos a él, ahí empieza el problema y eso es lo que está pasando en la sociedad.

La sociedad cada vez se está volviendo más políticamente correcta, y en lugar de que esto se busque hacer con la transición de cada individuo, se están buscando forzar valores grupales subjetivos y esto se está llevando al extremo. Fue el mismo Martin Luther King, icono en la lucha contra el racismo y la discriminación, quien dijo "Tengo un sueño de que mis cuatro hijos pequeños algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter", sin embargo, la cultura políticamente correcta ha perdido los valiosos valores de King, los valores por los que en teoría se iba a seguir luchando en la cultura políticamente correcta. La realidad es muy alejada del sueño del pastor americano. En lugar de juzgar a la gente por su carácter, sus ideas y habilidades, la identidad de cada individuo está basada principalmente en sus características físicas según la cultura políticamente correcta. Esto está causando que cada vez se escuche más la narrativa que ciertos individuos merecen cosas porque fueron oprimidos en el pasado o porque son miembros de minorías sociales. Un ejemplo de esto es en el estado de California en Estados Unidos, uno de los lugares más políticamente correctos del mundo. En el presente 2020, se pasó una ley forzando a las compañías basadas en California a tener mesas de directores diversas. La ley “AB 979 requiere que para fines de 2021 las empresas públicas con sede en California tengan al menos un director en sus juntas que provenga de una comunidad subrepresentada, definida como ‘una persona que se identifica como negra, afroamericana, hispana, latina, asiática, isleño del Pacífico, nativo americano, nativo de Hawaii o nativo de Alaska, o que se identifique como gay, lesbiana, bisexual o transgénero’”. (Bell et al., 2020). En caso de que no se cumpla lo establecido en esa ley, el estado de California tiene derecho de multar a las compañías con 100,000 USD por infracción, además de que debe crecer para el año 2022 basándose en el tamaño de la mesa de directores. Si se tienen nueve o más miembros, mínimo tres necesitan ser de comunidades subrepresentadas, de ocho a cinco miembros, mínimo dos deben ser de comunidades subrepresentadas y mesas con cuatro o menos miembros necesitan tener mínimo un miembro de alguna comunidad subrepresentada (Bell et al., 2020). A pesar de que la idea de tener mesas directivas diversas le puede traer beneficios a compañías, el hecho de que el estado interfiera de forma legal para implantar sus valores es una forma de llevar a la cultura políticamente correcta muy lejos, ya que encuadra la identidad de individuos específicamente a su raza u orientación sexual, ignorando el contenido de su carácter y sus habilidades. El hecho de contratar a personas sólo por diversidad y para cumplir regulaciones legales en ese aspecto es contraproductivo, ya que reduce valor a las ideas que puedan aportar esos miembros del equipo ya que sus méritos no son el único factor por el que están en la mesa directiva. Otro ejemplo de la cultura políticamente correcta llevada al extremo son las promesas de múltiples partidos políticos y gobiernos que el 50% de sus representantes sean mujeres. A pesar de que es innegable el hecho que hace falta más representación femenina en posiciones de poder en la cultura occidental, usar la carta de género sin contar las ideas de cada candidato no es la forma de avanzar en realidad, ya que de esta forma la principal razón por la que una candidata se encontraría en la posición en la que está es por sus características físicas, en lugar de sus propuestas y habilidades, que son los factores que diferencian a cada candidato. La definición oficial de discriminación según la RAE es “Dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental”. Esto deja con la pregunta, las leyes y propuestas que buscan forzar acciones basándose en características físicas en lugar del carácter y las ideas de un individuo no son una forma de dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental y por lo tanto de discriminación?

La pérdida de identidad personal no es el mayor riesgo de la cultura políticamente correcta llevada al extremo. A pesar de que ésta es una gran amenaza, la censura promovida por esta cultura es un riesgo todavía mayor. Fue en la revolución cultural en China durante la década de los 60 y 70 's donde se vio el máximo potencial de un sistema políticamente correcto al extremo. China se encontraba en una seria crisis, y la revolución no había funcionado como al líder, Mao Zedong, le habría gustado ya que Mao creía que había gente con diferentes ideas a las suyas, por lo que decidió reformar China. Para que la revolución tuviera éxito, Mao consideraba que era necesario que todo el país tuviera los mismos valores y pensamientos, que todos fueran políticamente correctos para los estándares planteados por Beijing. Esto desató el terror en China, ya que había dos alternativas, eras políticamente correcto o enemigo del estado. Hijos denunciaban a padres, alumnos a maestros, esto también pasaba entre amigos o hasta matrimonios, sólo por cometer un crimen, el de pensar diferente, tener una opinión que no sea aceptada por la autoridad. La juventud se vio forzada a reprimir su mente y ser adoctrinada por el estado en todos lados, en la escuela, en su casa, en la calle y con cada idea que escuchaban. Si una persona no denunciaba a los enemigos intelectuales del estado, también se convertía en uno de ellos. El pensamiento de masa ganó, el ejército obtuvo control absoluto del país, porque no había otra forma de cambiar la mente de millones de personas. El miedo gobernó al país, la paranoia de un gobierno a ideas diferentes causó la muerte directa de tres millones de personas mientras que más de 300 millones fueron perseguidas en este periodo oscuro de la historia China.

La revolución cultural en China nos deja con muchas lecciones, ya que este suceso histórico nos deja ver a qué punto puede llegar la cultura políticamente correcta cuando no hay alternativas. También nos enseña que el arma más poderosa de los humanos es la libertad de expresión, ya que acabar con ella requiere maniobras de gran agresividad. La mente humana ha sido lo que ha permitido avanzar a la sociedad, no todos los avances han sido buenos, por eso es importante no olvidar el pasado. Sin embargo, al funcionar libremente la mente humana es capaz de hacer cosas maravillosas, pero ¿cómo una mente puede ser libre si se tiene que mantener con parámetros predefinidos por valores externos y subjetivos? En el momento que se busca tener variables fijas para el pensamiento y la expresión humana, se entra en una espiral de caída donde las futuras generaciones se verán más dañadas. Forzar valores y opiniones es forzar una identidad y esto tiene un efecto mucho más devastador sobre la humanidad que tener ideas diferentes con la posibilidad de que lleguen a ser ofensivas. Cuando se pierde la posibilidad de diferencias de opinión en la sociedad, ¿cuál es la forma de seguir adelante?

Capítulo 2: La expresión y la tiranía

La base de la cultura occidental es la soberanía del individuo, que cada persona pueda tener sus propias opiniones, puntos de vista y tomar sus propias decisiones. En el momento en que una persona piensa o se expresa, está aportando algo a la sociedad, ya que nuestra identidad se construye de todo lo que escuchamos y vemos, por lo tanto, al opinar, se ayuda a construir una identidad. Según la RAE, la opinión es un “juicio o valoración que se forma una persona respecto de algo o de alguien”, mientras que pensar es “formar [una persona] ideas y representaciones de la realidad en su mente, relacionando unas con otras... considerar un asunto con atención y detenimiento, especialmente para estudiarlo, comprenderlo bien, formarse una opinión sobre ello o tomar una decisión.” Estas definiciones nos permiten analizar que nuestra sociedad gira en torno al libre pensamiento y las opiniones, ya que se forma un juicio o valoración de cualquier cosa tras considerar el asunto con atención y detenimiento. Esto ha permitido a cada persona tomar sus propias decisiones, ya que por más errónea que sea la decisión, es necesario pensarla para convertirla en acción. Toda la historia es una acumulación de decisiones, hasta la más mínima puede tener un gran impacto. Lo valioso de esto es que cada persona piensa de forma diferente, ya que la forma de ver un suceso siempre es individual, cada persona tiene un contexto diferente que afecta su forma de analizar cada asunto. Esto es lo que nos ha hecho crecer como humanidad, la capacidad de pensar diferente y lograr sacar lo mejor de cada opinión. Al pensar de forma diferente, se tienen diferentes perspectivas de cada asunto, obtenidas por la identidad personal de cada individuo. Esto ha permitido la creación de imperios, revoluciones, desarrollo científico, magníficas obras artísticas, progreso social y la creación de grandes repúblicas. En la gran mayoría de los casos, esto no hubiera sido posible con un pensamiento que obligatoriamente era políticamente correcto. Los momentos de gran progreso de la humanidad se deben al intercambio libre de ideas y de pensamientos llevado a la acción.

En el momento donde se dejan de permitir las diferencias de opinión se llega a la tiranía. La RAE define este concepto como “abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad.” La parte clave en este concepto es la imposición y es algo que ocurre cada vez más en la cultura políticamente correcta. La acción de forzar tus opiniones, valores y pensamientos en un grupo de personas es algo peligroso, además, forzar conceptos subjetivos como el bien y el mal es todavía más conflictivo, ya que con esta acción se perjudica la identidad de cada individuo y los valores por los que rige su vida privada, lo que va en contra de la naturaleza humana ya que la mente de cada quien funciona con base en el contexto. Las tiranías, por más ventajosas que parezcan a corto plazo, a largo plazo siempre son destruidas. A corto plazo, las tiranías funcionan y son productivas cuando hay necesidad, sin embargo, la historia ha probado que a largo plazo lo que perdura es la libertad.

Alemania Nazi es un gran ejemplo de tiranía. En sus primeros años, Alemania creció mucho más rápido que cualquier otra nación del momento. Lograron acabar con la hiperinflación de la República de Weimar, regresaron a la posición de una de las principales potencias de Europa, mejoró la calidad de vida de la mayoría de la población y eran estables internamente. A largo plazo, las acciones del gobierno Nazi le costaron la vida a millones de alemanes, no sólo soldados, sino también civiles, además de que trajo a la humanidad una de las épocas más oscuras de su historia. Éste y muchos otros declives de tiranías, como fue el caso de la Unión Soviética, la China de Mao, grandes dinastías de imperios como los Julio-Claudios en el imperio Romano y el resto de las dictaduras que terminan de forma violenta, sin importar su ideología, tienen una cosa en común, los tiranos se equivocan y al imponer su poder sobre la población, nadie los corrige. Por otro lado, las naciones que buscan evitar la tiranía son mucho más fuertes y duraderas a largo plazo, ya que permiten las opiniones de la población, en lugar de basarse plenamente en los pensamientos de un tirano. La República Romana no sucumbió hasta que la tiranía surgió en el senado, primero con Cayo Mario, después con Sila para cerrar con los triunviratos que cerraron la transición de República a Imperio. Al no sucumbir en tiranías, se mantiene una gran estabilidad capaz de durar siglos, que no siempre será de prosperidad, pero las consecuencias no son tan catastróficas ya que siempre habrá alguien con un punto de vista diferente de tratar de solucionar cada problema. Al permitir la libertad, se saca lo mejor de cada mente, mente que en una tiranía hubiera sido callada o indoctrinada para mantenerse en línea con los valores del tirano.

La cultura que tiene como única alternativa a lo políticamente correcto es una tiranía silenciosa, pero mucho más peligrosa, ya que la sociedad es su propio tirano y no se da cuenta. Cada vez más, se censuran ideas por ser “ofensivas”, bloqueando todo lo que vaya en contra de los valores de la masa de cualquier medio de distribución, creando que se cierre el círculo de opiniones que recibe cada persona, dejándolo en sólo lo que considera aceptable. Esto puede llegar a tener un gran impacto a largo plazo, ya que al exponer a los individuos a menos opiniones, reducen el contexto con el que crean su identidad personal, volviendo las mentes más cerradas cuando el objetivo es que sean más abiertas. Con esta cultura lentamente se empieza a crear una narrativa que no es precisa ni clara, pero tiene la capacidad de unir personas contra un enemigo, la narrativa contraria. Para una tiranía, es importante tener un enemigo para justificar imponer las ideas del tirano. El peligro de tener una narrativa colectiva es que cada persona deja de pensar como individuo y empieza a pensar solamente en forma colectiva y lo que es condenado por el grupo es condenado por el individuo sin analizar el porqué y las ramificaciones que puede llegar a tener su acción. Esto permite la fácil manipulación de masas y el alza de la demagogia, ya que cada grupo busca imponer sus valores y crear una tiranía sobre el conjunto opuesto. Determinar qué es ofensivo y quererlo censurar es un paso para el autoritarismo. Voltaire sabiamente dijo "podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". El hecho de estar en desacuerdo con alguien no significa que lo que diga el otro es ofensivo, más bien, sería preocupante que toda la población esté ciegamente de acuerdo con una idea, porque eso significaría que se perdió la habilidad de pensar independientemente.

Los defensores de la cultura políticamente correcta dicen que ésta se busca implementar para evitar ofender a la gente, sin embargo, lo ofensivo, al igual que el bien y el mal, es un concepto subjetivo que debe ser determinado por cada individuo con base en su identidad personal, no por un pensamiento grupal moldeado por una narrativa sin resolución. Según la RAE lo ofensivo es que "ofende o puede ofender" y ofender es "humillar o herir el amor propio o la dignidad de alguien, o ponerlo en evidencia con palabras o con hechos". Estas definiciones nos enseñan que lo ofensivo es un concepto subjetivo, ya que el amor propio y la dignidad es algo determinado por cada individuo basándose en su contexto, por lo que no se puede tener una declaración universal de lo que es ofensivo. Se puede tener una percepción personal de lo que es ofensivo y de lo que te ofende, al igual que con las personas que un individuo conoce directamente, sin embargo, lo que ofenda a una persona puede no ofender a otra y si se busca apegarse a la definición de políticamente correcto, que es “... Evita cualquier posible discriminación u ofensa hacia ellos por motivos de sexo, raza, ideología política, religión, etc.”, no hay forma realista de aplicar este concepto ya que es imposible forzar lo subjetivo, esto sólo causa caos e inconformidad, ya que la identidad personal está construida de cosas subjetivas. Así que si se busca cancelar y censurar cualquier tipo de pensamiento u opinión que llega a ser ofensivo, al final se acabará con la libertad de pensamiento ya que cada persona es ofendida por algo diferente. Para poder pensar y expresarse libremente, es necesario arriesgarse a ofender. Si se busca no ofender, es mejor no decir nada ya que todas las palabras, sin importar su ideología política pueden llegar a ser ofensivas para alguien. Además, si se busca cerrar el rango de pensamiento para que no sea ofensivo, no se podrá pensar en realidad y crear opiniones personales sobre un asunto, y ¿cómo se puede progresar sin realizar juicios propios de cualquier asunto?

Capítulo 3: La censura

Para poder aplicar en su totalidad la cultura políticamente correcta de forma global, será necesario recurrir a una herramienta clásica del autoritarismo, la censura. La única forma de forzar a la población de evitar moverse de forma que las personas que determinan lo que es ofensivo o discriminatorio, es censurando todo lo que se considere prohibido. Por definición, la censura es “suprimir o modificar el censor en una obra destinada al público la parte que no se ajusta a determinados planteamientos políticos, morales o religiosos.” Ésta ha sido una de las herramientas principales del autoritarismo, ya que demanda a la población a seguir ciertos lineamientos para tener una voz y en caso de que el individuo no siga este reglamento puede ser castigado. El primer paso de las grandes dictaduras del pasado es censurar a sus enemigos, sin importar que sean partidos políticos, intelectuales, académicos o cualquier enemigo del gobierno. Esto se hace debido al gran poder de la palabra, ya que ésta se propaga más rápido que cualquier otra cosa, en especial cuando el mensaje es polémico. En el momento en el que alguien dice algo nuevo, o que era tabú, permite influenciar a millones de personas, ya que abre un nuevo camino a la mente no explorado públicamente antes. Al autoritarismo esto no le conviene, ya que éste se basa en que sólo hay una idea de mente o narrativa disponible para todos. Esta narrativa puede ser la que sea, desde que el proletariado debe tener el control de la producción, hasta que no se puede decir o pensar algo que pueda ser ofensivo para alguna persona, pasando porque los enemigos de la patria son culpables de todas tus desgracias y las de la nación. Lo interesante de esto es que las narrativas correctas son capaces de convencer a las personas que todas sus acciones y las de sus superiores son para atacarlas, y cuando se duda esta narrativa, la persona que se atrevió a cuestionar es visto como un enemigo que sólo busca dañar al conjunto. En el momento que la narrativa tiene el control de las masas, la persona que la controla tiene la libertad completa para moldear y distorsionarla, ya que sus acciones ya no son cuestionadas y son vistas por el bien común que es determinado por la misma narrativa. El bien común puede ser muchas cosas, éste varía desde "el país es el más grande de todos y es invencible" hasta "nadie será ofendido al hablar y pensar". Los objetivos de bien común que mueven masas son utópicos y por eso son censuradas las personas que los cuestionan, ya que éstas plantean la duda que hace pensar a la masa que el bien común es inalcanzable o en realidad no es un bien común. Por eso es tan importante para el autoritarismo, que se mueve en todas formas, acabar con quien se atreva a opinar diferente, ya que éste crea una narrativa enemiga que amenaza al control obtenido al plantear ideales utópicos.

Aceptar la censura, a pesar de que te opongas al discurso que está siendo censurado, es un grave error. En el momento que se acepta la censura, se acepta bajo los términos de la persona que la aplica, no bajo los términos de cada individuo. Estos términos pueden cambiar, y como la puerta ya está abierta para aplicar la censura sin represalia contra el censor, se empieza a crear una racha en donde quien se oponga a la narrativa del censor, puede ser censurado sin problemas. No estar de acuerdo con lo que opina alguien más, no vuelve automáticamente el pensamiento del otro individuo erróneo. Cada persona tiene derecho a pensar y opinar lo que quiera, en el momento que eso se regula, la población pierde la cualidad que la vuelve diferente de los animales, que es la capacidad de pensar y analizar libremente, lo que causa un intercambio de ideas benéfico para todos. En el momento en que se pierde ese aspecto, el regulador puede manipular fácilmente a la población, moldeando las mentes para que se ajusten completamente a los lineamientos del regulador, lo que hará que la sociedad se vuelva menos pensante y libre, ya que los únicos pensamientos aceptables serían a favor del regulador, quien tendrá la capacidad de decidir directamente sobre todos, en lugar que cada persona pueda decidir por sí misma lo que le concierne.

Permitir la censura le abre la posibilidad al censor de tomar control de la vida de cada individuo, ya que para poder participar en un mundo censurado es necesario hacerlo bajo los valores del tirano que censuró al mundo, dejando los propios olvidados, lo que trae consecuencias catastróficas para la sociedad, que se vuelve solamente el brazo ejecutor de la persona que la controla. En la cultura políticamente correcta, cada vez se suprimen más los pensamientos opuestos a los individuos que controlan la multitud. En el momento en que se buscan imponer valores grupales, se suprimen los individuales, lo que genera una humanidad menos tolerante a lo que se considera aceptable de forma grupal. Cada vez más se escuchan palabras como inclusión, aceptación y diversidad, sin embargo estos conceptos no aplican de verdad a los pensamientos, ideologías y opiniones de las personas, sólo a sus características físicas, bloqueando la mente al grupo de ideas opuestas. Es irónico que en el alza de la inclusión, aceptación y diversidad, el mundo se encuentra sumamente dividido, ya que cada narrativa piensa que es la correcta y que las otras deben ser eliminadas. Parece ser que los bandos opuestos olvidaron que existen para complementarse, no para eliminarse unos a los otros, ya que cuando se acaba con el enemigo, que narrativa va a existir para equilibrar la situación? Acabar con opiniones, valores y pensamientos de forma forzada sólo porque puedan ser ofensivos o discriminatorios para un tercero sólo se pueden de la mano de la censura, ya que lo ofensivo y discriminatorio siempre será subjetivo y cambiante ya que dependen completamente del contexto. La verdadera inclusión es aceptar la existencia de ideas a pesar que no estés de acuerdo con ellas.

¿Qué sería de nosotros sin la libertad de pensamiento? La base de la cultura occidental es el hecho de aceptar que cada individuo es único y tiene diferentes opiniones, aceptar que existe una idea y que tiene la libertad de ser expresada, que no es lo mismo que promoverla. Cada individuo es soberano, y rige su vida de forma diferente ya que tiene un contexto e identidad diferentes. En el momento que se le quita la libertad de expresión al occidente, qué le queda?

Conclusión

La cultura occidental se enfrenta a una gran amenaza que es capaz de cambiar hasta sus bases. En este caso no es una nación gobernada por un tirano dispuesto a conquistar el mundo basándose en la guerra, sino una amenaza silenciosa, pero igual de peligrosa, la predominancia de la cultura políticamente correcta. Ésta no amenaza con matar a todos los ciudadanos de un país, sino con acabar con su identidad personal, dejando a una multitud manipulable ante quien controla la narrativa. Esta cultura se basa en ideas completamente subjetivas, como el bien y el mal además de que es lo ofensivo. Esto es lo que la vuelve sumamente peligrosa, busca establecer convenios grupales de asuntos personales, lo que acabará con la soberanía de un individuo ya que terminará con la posibilidad de establecer sus propias opiniones en base al análisis individual de un asunto. Permitir la victoria de la cultura políticamente correcta significa la victoria de la censura y la tiranía que son los clásicos enemigos de la libertad en la sociedad. A esto no ayudan las acciones de los estados, cediendo ante la presión de los activistas de esta cultura para tratar de imponer valores sobre la población.

Ceder la libertad de expresión y pensamiento es admitir la derrota, y aceptar la manipulación de nuestras mentes para que sólo pienses lo que es aceptable y correcto para los estándares de un tercero, que tiene la capacidad de equivocarse. En el momento que se cede, no hay vuelta atrás ya que cada vez se reducirá más el rango de lo aceptable y correcto, mientras que se camuflajea lo incorrecto como el enemigo común y acabarlo será por el "bien mayor".

Para que nuestra sociedad siga avanzando, es necesario fomentar la discusión y variedad de ideas, no acabar con todo lo que se opone a la opinión de un grupo. ¿Qué nos queda si se pierde la libertad de pensar y actuar libremente bajo nuestros propios estándares? Eso es lo que está en juego. Que si es perdido, la humanidad caerá lentamente en una tiranía silenciosa, pero que con todo el avance de la tecnología, no olvida. Ser un individuo políticamente correcto por convicción propia no tiene nada de malo, el problema llega cuando un tercero busca volverte correcto bajo sus estándares a pesar de que el contexto sea totalmente diferente, y eso es justo lo que está pasando actualmente, se está buscando acabar con la soberanía individual. En lugar de ofenderse, es necesario aprender que no todo lo que se dice es personal y busca ofender. Es necesario aprender a superar ya buscar el porqué de cada idea, esto nos volverá más fuertes como humanidad, ya que nos permitirá la verdadera diversidad de pensamiento.



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