El Piragüero

"Luces en Washington Heights al amanecer". Es domingo y eso significa que tengo algo que hacer. Una entrada para mi blog que tengo que publicar. Y tratar de que rime, lo que les voy a platicar. Esta entrada es de la obra que presentaron en Explayarte. In the Heights, qué pieza de arte. Me encanta esa obra, ya la vi tres veces. Y también la película y lloré las tres veces. 

Hay un personaje de particular importancia, que recibe del público mucha alabancia. Es el Piragüero, todes lo adoran. No es tan relevante a la trama pero aún así lo decoran. Tiene sus canciones, son de las mejores y acabando la obra, el actor recibe mil flores. En la película es Lin Manuel Miranda, el mismo que escribió las canciones. En la obra fue Robert, una estrella en las tres funciones.

Pero ¿por qué en el guión es tan importante si realmente para la trama no es tan relevante? No es sólo una distracción, alguien que cante en vez de que caiga el telón, mientras quitan y ponen la mesa y las sillas, el equipo de producción que siempre anda con prisas. Es más que eso, la figura del piragüero, es algo más grande, más general, como "tacos el güero". Y es que no me había dado cuenta hasta que fui a Acapulco, y vi al señor de los helados ya todo un ruco. "¿De qué vas a querer helado güey? Hoy Don Paulino trae de coco, de limón y de mamey". Igual que las piraguas, de varios sabores, pero en un tambo rojo con cucharitas de colores. 

No eran piragüas, eran helados pero Don Paulino ahí estaba desde hace mil años. Me conoció de pequeño y se acordaba de mí, y aunque no sea tan relevante, creo que todes tenemos a alguien así. El señor de los tacos, la señora de las quesadillas o de tortas o de ezquites, de comida sin sillas. Tienen un carrito, un tambo, una charola. Llevan su comida patrocinada por coca cola. Todo el mundo les conoce, son parte permanente de los paisajes, son personas que le dan significado a los lugares, a los viajes. Este es el piragüero nuyorkino, que no podía faltar en un barrio latino.

Okey, ahí le vamos a dejar, todavía no se me da tan bien eso de la rima y no quiero perder a les poquites lectores que tengo. Pero desde que Ana me dijo que iban a presentar In the Heights, la primera película que me hizo llorar, estaba muy emocionado por ver la obra. Ayer fue la última función y quedé fascinado. Los musicales me encantan, más aún los de Lin Manuel Miranda y la verdad, les quedó genial. Se rifaron.