Instagram

(The bitch is back- Tina Turner) No, no voy a comentar la estupidez que es basar tu autoestima en la cantidad de seguidores, amigos o likes que tienes en Instagram o en Facebook, ni lo ridículo que me parece que alguien se crea mejor o peor que otro por tener más o menos seguidores o likes en dichas redes sociales. Tampoco voy a comentar lo lamentable que me parece que haya gente que se dedique a actualizar sus redes sociales todo el tiempo y que no hagan nada productivo con su vida a causa de ello, en parte porque a veces yo también lo hago... nadie es perfecto, ¿okey? Siempre recuerden eso. (Walter palmeras- Taburete) Mucho menos voy a juzgar como irrespetuoso y nefasto el que la gente use sus redes sociales cuando está "conviviendo" con alguien más, como por ejemplo, cuando están en la mesa, comiendo con sus abuelas. No lo voy a hacer porque yo no estoy en ninguna posición para educarlos ni para juzgarlos y tampoco es mi propósito moralizar o convencer a mis lectores sino simplemente expresar mi punto de vista ante los temas que se me peguen la regalada gana (De música ligera- Soda Stereo) y si eso no les parece, pueden dejar de leer mi blog cuando quieran, perdón si ofendí a alguien. Pero, regresando al tema, no voy a escribir sobre nada de eso. En vez, voy a escribir de lo increíble que me parece que las redes sociales hayan llegado a tal nivel, hemos llegado a tal punto en el que, a pesar de que sabemos que debemos cuidarnos en las redes sociales, y que algunos de nosotros sólo las usamos por los chats y los memes, es de muy mal gusto el no aceptar una solicitud de amistad o de seguir de alguien que apenas y conoces. (Geronimo- Sheppard). Bueno, no. Eso lo entiendo. La gente quiere ser amigable, quiere incluirte, no me parece mucho aceptar su invitación para ser más "sociable" o "amigable". El problema es el siguiente: una vez que uno acepta esa solicitud, cancelarla es o una falta de respeto o una declaración muy fuerte. En Instagram es peor, porque te salen todas las fotos que sube la gente que sigues. Todas. Ellas. Uno sigue a sus amigos y resulta que uno de ellos está subiendo fotos de coches todos los días. Bueno, habrá a quiénes les interese y habrá a quiénes no. Pero a los que no (Canta corazón- Alejandro Fernández), ya se amolaron porque no pueden dejar de seguir a esa persona porque eso es una agresión muy fuerte y entonces en vez de usar las redes sociales para lo que nos interese, pasamos horas, perdiendo el tiempo, viendo fotos que honestamente nos dan igual. Yo dije coches pero podría ser cualquier otra cosa. Yo sólo quería tener Instagram para ver dibujos o fotos de los cuáles sacar inspiración para dibujar yo mismo y ahora, eso ocupa el 10% de mi feed porque mis amigos me pidieron que los siguiera y que likeara todas sus fotos (lo cual, honestamente me parece patético, eso de que me pidan que likee sus fotos) y ahora eso es lo que (I'm gonna be(500 miles)- The proclaimers) me aparece. Y cuando quiero ver memes o noticias o dibujos, es diez veces más difícil encontrarlos pero no puedo dejar de seguir a mis amigos porque por un lado, los quiero y si algo es tan importante para ellos, no se los voy a quitar y por otro, hoy en día es considerado tan grave el dejar de seguir a alguien que yo no me atrevería a hacerlo. Mínimo en Facebook nadie sabe quién sigue a quién, sólo quiénes son amigos y quiénes no pero aún así mis hermanos estaban estupefactos cuando me vieron dejar de seguir a mis amigos en facebook. Sí, ahí sí lo hago, perdón pero lo que no me interesa, no me interesa. (Tiago- Kendji Girac) No creo que debería de ser algo tan espantoso dejar de seguir a alguien pero tristemente lo es y cambiar al mundo es tan difícil. Ni mis amigos me hacen caso cuando les recomiendo un libro o cuando les digo que lean mi blog pero francamente hay veces que tienen razón en no hacerlo. Sirve para darse cuenta de dos cosas muy importantes que se nos olvidan a todos todo el tiempo: no somos el centro del universo (Take me to church- Hozier) y que muy seguido, somos culpables de aquello de lo que acusamos a los demás; nos convertimos en aquello que juramos destruir y de verdad, eso pasa todo el tiempo. Por eso es mejor no criticar.