Máscaras

(It’s only love- The Beatles) En el segundo capítulo de El Laberinto de la Soledad, Octavio Paz menciona, entre otras cosas, este concepto social de las “máscaras” refiriéndose al fenómeno social que ocurre cuando un individuo altera aspectos de su personalidad (Bring it on home to me- Panda Ross) según el contexto social en el que se encuentra, para “encajar” mejor con los demás, por ejemplo, cuando estamos con nuestros amigos, o en el trabajo o con la familia. Es decir, cómo diferimos de quiénes somos realmente para ser socialmente aceptados, porque esa es una de las prioridades del ser humano: ser aceptado, pertenecer. El ser humano es social por naturaleza. Prefiere ser odiado que ignorado (Where do the children play- Cat Stevens) porque al menos al ser odiado, es reconocido. Preferimos, tal como los perros, la mala atención que la falta de atención, pero por supuesto, lo que más nos agrada es la buena atención, la aceptación, y por miedo de perderla, nos adaptamos y cambiamos o mejor dicho, ajustamos nuestro comportamiento de acuerdo al de aquellos que nos rodean para asegurar que nos acepten, lo cual, no necesariamente funcione. Raro es aquel al que le guste que alguien sea exactamente igual que él. Queremos ser únicos, diferentes pero al mismo tiempo normales, iguales a los demás. Tenemos que sobresalir dentro de las normas establecidas (Mrs. Vandebit- Paul McCartney) por la sociedad. El asunto es que muy seguido ocurre que no somos como la sociedad quiere que seamos. En el capítulo, Paz habla del concepto de “rajarse” y cómo el que “se raja” es rechazado, está muy mal visto eso de “rajarse”, al igual que el que un hombre se “abra”, que exprese sus sentimientos mientras que la mujer debe hacerlo. Pero, ¿cuántas veces nos hemos encontrado deseando poder romper estas normas que indican cómo debemos conducirnos y ser como somos realmente? ¿cuántas veces nos gustaría poder admitir (Así es la vida- Reyli Barba) que nos gusta un grupo de música o una película, o que nos incomoda cierta actitud, o que no estamos de acuerdo con alguien, pero nos quedamos callados porque nuestra opinión, nuestro pensamiento o nuestro sentimiento, nos da vergüenza, o consideramos que al expresarlo, seremos rechazados? Una de las cosas que más nos mortifica, es la soledad. No la soledad de estar solos una tarde en la casa, sino la soledad que siente una cuando cree que es el único en sentirse como se siente, cuando cree que nadie lo entiende y que nadie lo apoya, en parte porque nadie sabe quién es realmente ya que siempre ha escondido (Send me on my way- Rusted root) su “verdadero ser” por miedo. Esa soledad o el concepto de ella nos carcome tanto que pretendemos ser alguien totalmente diferente de quien somos en realidad hasta que la persona que éramos, queda perdida en el olvido y ya no tenemos que pretender ser alguien más porque nos hemos convertido en “uno más” y ahí es cuando nosotros mismos podemos llegar a querer que todos los demás se cuadren a la misma estructura que nosotros, y cuando vemos a alguien “diferente” nos sentimos de cierta manera incómodos y tratamos de cambiarlo, mascarando nuestras acciones como si lo que estuviéramos haciendo, fuera tratar de ser inclusivos al invitar al que no toma alcohol (Peace train- Cat Stevens), a tomarse un shot por ejemplo. Eso último ya no fue Paz el que lo escribió sino yo mismo. A veces nos da miedo lo diferente o lo desconocido o lo que no podemos controlar porque no sabemos cómo tratar con esas situaciones. 


Las diferentes (Another one bites the dust- Queen) máscaras que usamos dan una percepción falsa de nuestra persona que al final del día, todo lo que es, es un engaño. Una mentira, creada para satisfacer a los demás. Octavio Paz también habla de las mentiras de inventamos con el propósito de quedar mejor. Ahora, hay que tomar en cuenta, que una mentira basa su poder en dos factores: que la gente la crea y que la ilusión se mantenga. La mentira es una ilusión de la verdad, eso es todo y en cuanto la verdad verdadera es vista, (Take on me- Aha) la ilusión se desmorona y la mentira muere. Mantener esa ilusión puede ser verdaderamente difícil y estresante, en especial si implica que todo el mundo nos ignore, porque al final del día, al usar una máscara, la gente reconoce solamente a la ilusión que les estamos presentando, a la máscara que usamos, al personaje que hemos inventado, pero no a nuestro “verdadero yo” y aunque sea a un nivel subconsciente, nos podemos sentir ignorados, solos. Y no podemos salir de esa soledad por la misma razón por la que entramos, y ese es el verdadero laberinto de la soledad.





Nota:


(The chain- Fleetwood Mac) Para salir del laberinto, uno tiene que arriesgarse. Tiene que dejar de usar máscaras. Tiene que ser honesto, tanto con los demás como consigo mismo, tiene que ser auténtico, tiene que ser sí mismo y correr el riesgo de que no lo acepten. Pero del otro lado del túnel, hay una gran posibilidad de que sea, no sólo más aceptado que antes, sino también, más querido y esta vez, auténticamente.





Lo invito, querido lector a compartir sus pensamientos al respecto.
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Comentarios

  1. Las máscaras son cómodas, tienen su propósito, también creo que tienen su fecha de caducidad, hay que darles mantenimiemto... sí, las máscaras envejecen.
    Dependen las circunstancias, pero hay que reconocer que las máscaras protegen, lo ideal sería no tener que usarlas.
    Ojo, puede que tengas una máscara y no lo hayas notado aún, ¿a quién no le gusta adornarse un poquito para ser "más interesante"? nos pesan las primeras impresiones.


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  2. Concuerdo con tu punto, la nota final: very nice.
    Solo voy a agregar, que chido que toques estos temas.
    Las máscaras que creamos hablan mucho de lo que aspiramos ser. Si mi máscara me motiva y obliga a ser la mejor versión de mi (sin intransigencia) adelante, siempre y cuando al final del día puedas quitartela y estar feliz con lo que eres.

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