Sobre la vida desde un punto de vista empírico

Amigos, he estado escribiendo en las noches en un cuaderno. Esto lo escribí el 28 de agosto y quise compartirlo. Espero que lo disfruten.

La maldición del conocimiento: entre más se tiene, más se busca, más se encuentra, más se consigue y menos se puede sorprender uno. El placer de ser ignorante es que uno se puede sorprender, uno se puede maravillar fácilmente. Al no comprender el funcionamiento de algo, la ilusión que presenta, nunca se pierde. Entender, es perder la ilusión porque al entender algo, se pierde el aspecto misterioso, se pierde la magia. Claro, uno que entiende puede apreciar mucho mejor el trabajo o el esfuerzo que hay detrás de un fenómeno, de una obra artística por ejemplo, pero jamás ya se va a sorprender. Maravillarse es la delicia vedada no al futbolista como diría José Ortega Gasset en La Rebelión de las masas, sino al intelectual. El ignorante comparte esa capacidad con el niño: la capacidad de vivir en perpetua sorpresa o "embriaguez de visionario". Mientras tanto, el intelectual puede haber leído todos los libros del mundo y algunos podrían afirmar que al leer un libro, ya vivió por dos pero en las palabras de Robin Williams en Good Will Hunting, nunca podrá decir a qué huele la Capilla Sixtina, no tiene ni idea de lo que es siente despertar junto a una mujer y que te invada la felicidad. En resumen, el intelectual que pasa su vida leyendo libros no sabrá lo que es vivir. Jamás habrá vivido verdaderamente si sólo piensa y nunca siente. Nosotros vivimos a través de nuestros sentimientos. David Hume dijo que "el pensamiento más intenso es siempre inferior a la sensación más débil". Eso es el empirismo. La ideología que afirma que la realidad es percibida y por lo tanto nace a través de los sentimientos, de tal manera que todo conocimiento, viene del alma. Eso es la vida. Sentir. Hay que sentir sin miedo para vivir sin miedo y tenerle miedo no a la vida ni a la muerte, sino a pasar la vida sin haber vivido verdaderamente. Vivir es sentir, es conocer, es aprender; vivir es equivocarse, caer y volver a levantarse; vivir es crecer y enseñar y trascender a través de lo que la gente se queda de nosotros. Vivir es recordar pues la realidad existe sólo en nuestras mentes y la percibimos a través de nuestras memorias. Vivir es celebrar a aquellos que nos dejaron en este mundo físico y a quienes extrañamos. La vida es dolor pero también es amor. Hay que enfrentar la vida y saber que el dolor es temporal aunque inevitable mientras que el sufrimiento puede ser opcional. La vida es corta y la gente es pasajera en tu tren. De pronto se suben unos y se bajan otros y no siempre podrás despedirte. La vida es cambio y adaptación. La vida es bella, la vida es horrible, la vida es difácil como diría Chana. Las oportunidades de la vida son tan efímeras como la vida misma, dijo Jorge Herrera. La vida es preciada, sólo se tiene una. No se puede cambiar, no se debe negar. Y por ningún motivo se debe desperdiciar. Con la vida se hace algo, se construye, se derrumba y se vuelve a construir. Eso es la vida para mí. 

Leo sus comentarios.

Making a Living vs. Making a Life – Brewminate

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