Una parada involuntariamente extendida en Madrid

El primer destino de mi viaje al otro lado del mundo era España. Comenzamos el viaje volando a Madrid con una escala en Monterrey. No nos íbamos a quedar en Madrid. El plan era tomar el primer tren/autobús que nos llevara a Torremolinos donde nos íbamos a quedar diez días. Pero, algo que he dicho hasta el cansancio y seguiré diciendo, es que los planes cambian. Y a veces, simplemente es uno el que se tarda en darse cuenta de que el plan al que se está aferrando, ya no es posible.

Primero tomamos un shuttle a la terminal 4 del aeropuerto de donde salen los trenes y el metro. Uno pensaría que hablando el idioma local, sería pan comido pedir ayuda y llegar a mi destino. Pues eso suena lógico pero parte del principio de que la gente sabe dónde están las cosas. Todo mundo me mandó a un lado diferente y después de estar dando vueltas por las estaciones de metro y de tren durante tres horas, averiguamos que los trenes y autobuses a Torremolinos estaban agotados. El primer tren/autobús a Torremolinos sería la noche siguiente. 

De pronto, teníamos  un día y medio en Madrid para hacer lo que quisiéramos. 

Definitivamente no me quejo. Una de las ventajas de viajar con el David es que le gusta investigar sobre los lugares a los que va y hacer listas extensas y detalladas de todas las cosas que le gustaría hacer en dichos lugares así que una vez que logramos encontrar e instalarnos en un hotel, pudimos descansar pues nuestro día ya estaba planeado y pudimos recorrer un cacho significante de Madrid antes de tomar un autobús a las 10pm.

Ya luego en Torremolinos acabamos rentando un coche, reafirmando mi creencia de que tener un coche cuando viajas es un superpoder y que yo y el transporte público tenemos una relación tóxica. Con ese coche visitamos varios lugares como Gibraltar, Sevilla y Granada pero ahí, las cosas salieron como las habíamos planeado así que no salieron historias divertidas. Les dejo algunas fotos de Madrid.

Don Quixote y Sancho 

Madrid estaba repleto de estas esculturas de un oso.

Todo lo que existe en el universo, o es un pato, o no es un pato.

La fuente del Ángel Caído, comúnmente reconocida como el único monumento público dedicado al mismísimo Diablo. 

Y estas cosas fantásticas, supongo, son sus demonios.