Conclusión de Egipto

Conforme mi año sabático se acerca a su fin, siento que ya viene siendo hora de concluir con las entradas de mis viajes y regresar a ser un blog de nada del todo y de todo un poco, ¿no creen? Pero para hacer eso, tenemos que terminar con Egipto así que antes de nada, hagamos eso.

Se me ocurre en estos momentos que realmente nunca empecé con Egipto. O sea, les platiqué de dos aspectos muy generales pero ni siquiera mencioné mi itinerario. Qué grosero, qué bárbaro. Bien, en India estuvimos viajando sin parar, sin quedarnos más de dos noches en casi todos los lugares y siempre pagando hospedaje. Para Egipto, necesitábamos un cambio. Encontré un workaway en un hotel en una playa pequeña al norte de Egipto: Marsa Matrouh. Decidimos pasar quince días relajándonos en la playa y luego quince días en Cairo de donde haríamos viajecillos a otros lugares de Egipto (nunca los hicimos, nos quedamos en Cairo y vimos todo lo que esa ciudad tenía que ofrecer) como Alexandria y Luxor y después yo regresaría a México con una escala de doce horas en Londres.

Marsa Matrouh fue hermoso. La playa ha sido de las más bonitas que he visto en mi vida. Mis fotos no le hacen justicia a los colores y la arena estaba limpia. Además, es un paraíso para los amantes de los dátiles y las aceitunas. Mi trabajo de hotel consistía en checar junto a mis tres compañeros (Jean, Esteban y Jenny) si los departamentos tenía algún defecto y, en la medida de lo posible, arreglarlo. Nos echábamos un piso al día. Entre los cuatro nos tardábamos como dos horas. A cambio, teníamos para compartir un departamento con dos cuartos de dos camas cada uno, una sala con tele, un baño con una lavadora de ropa, una cocina completa, un comedor y una terraza y Faraj, nuestro huésped nos invitaba la comida. En cuanto a condiciones laborales, ha sido el mejor workaway hasta ahorita.

Me la pasé increíble, hice excelentes amistades, aprendí un poco de árabe y comí delicioso. Ah, y gasté menos en Egipto que en India, cabe mencionar. Lamentablemente, todo lo bueno tiene su fin y nos tuvimos que ir a Cairo. Creo que David no se la pasó tan bien en Marsa Matrouh porque realmente no hay gran cosa que hacer y menos en Ramadán pero aún así, él pagó un departamento y se quedó los quince días conmigo. Sí lo vi más contento en Cairo.

En Cairo, David encontró un hotel muy barato en frente de las pirámides. Y cuando digo en frente de las pirámides, quiero decir en frente de las pirámides. O sea, a doscientos metros de la entrada oficial al centro arqueológico de Giza. Vimos todas las pirámides de Cairo y entramos a todas en las que está permitida la entrada. Un breve paréntesis: no recomiendo entrar a las pirámides si a) miden más de 1.75 metros, b) si tienen más de 40 años, c) tienen algún problema físico de espalda o rodillas o d) tienen claustrofobia. Es mucho esfuerzo para ver un cuarto cúbico de piedra sin nada interesante... aunque supongo que poder decir que estuvieron adentro de una de las estructuras más antiguas del mundo ha de tener algún valor. 

¿Por qué? Se preguntarán. Verán, si entran a las pirámides, tienen que subir y bajar por túneles muy angostos en los que uno se tiene que agachar dolorosamente y en los que fácilmente se pega uno en la espalda con el techo y además, tienen escalones muy incómodos. El camino es largo y hace calor y hay mucha gente ahí adentro. Todo eso para ver una sala cúbica de piedra, en la que en algún momento hubo una momia que ahora está en a) el museo de Cairo, b) el otro museo de Cairo, c) el otro otro museo de Cairo o d) el museo de Londres. No creo que valga la pena pero al menos lo confirmé por mí mismo y las pirámides por fuera sí son de lo más espectacular que he visto en mi vida. 

Así que sin más, les dejo unas fotos de Egipto. Si alguien tiene dudas, quejas o comentarios, déjenlos aquí abajo o invítenme unos tacos y con gusto lo hablamos. Sobres.

Esta selfie la tomamos desde el techo del hotel. Fue la última selfie que tomé con The David. Sí, sí lo extraño.

Ah sí, me compré un atuendo egipcio. Está cool, ¿no?

La esfinge (obvio).

El tamaño de las piedras de las pirámides (un The David para escala).

Ahora un camello y un yo para escala.

Un hermoso camello.

Este era el más cómodo de los túneles. No te tenías que agachar pero estaba empinado y los escalones eran pequeños.


Y ahora fotos de la playa:







Los dátiles

Las aceitunas


Mis amigues




Más amigues














































Comentarios

Entradas populares