Purga de cuarto

Como siempre, quiero empezar aclarando que yo no soy ningún experto en el tema del que voy a hablar y que hablo solamente desde mi experiencia. Habiendo dicho eso, podemos continuar. Vayamos allá pues.

¿Alguna vez les ha pasado que se dan cuenta que con el tiempo han ido acumulando miles de triques y su cuarto se ha ido llenando de cosas que no necesitan o no quieren pero nomás no han desechado? Papeles y folletos que algún día les dieron en la calle para un evento al que nunca fueron, un pantalón que ya no les queda o que por alguna razón nunca usan, la cajita de una medicina que una vez necesitaron pero que no se acabaron en su momento de enfermedad, la cajita con las instrucciones de sus audífonos que no tiraron "por si acaso", la tarjetita de regalo del suéter que les dio su abuela hace ya algunas navidades, sus calificaciones de primaria, una mochila que quién sabe de dónde salió pero por alguna razón ahí está... Y de pronto se hartan de tener tantos objetos estorbosos e innecesarios y deciden hacer algo al respecto así que toman la valiente decisión de limpiar su cuarto, de arreglarlo, de sacar todas las porquerías, todos los triques innecesarios y empiezan quitando de las mesas, de los muebles, de los cajones, de las repisas, de donde sea que estuvieran todas esas chunches y las ponen en una montaña en el piso y ahora tienen una montaña de cosas que saben que no quieren pero no tienen ni idea de qué hacer con ella. 

Y su cuarto no se ve más arreglado ni más vacío. Se ve igual. Tal vez hasta peor que antes porque ahora hay una montaña de basura en medio, o en un rincón o en cualquier lugar, tal vez afuera junto a la puerta o encima de la cama. Llega una sensación abrumadora de no saber qué hacer con tanto trique, de estar en un espacio tan caótico y desordenado y tener que estar ahí todo el tiempo, pero ya es tarde, necesitan dormir, y su cama está inutilizable porque la amontonaron de cosas. Para poder dormir, encuentran un rincón para estas cosas, las dejan ahí y poco a poco les van encontrando lugar, sea el basurero, sea su primito chiquito al que ahora le quedan esos pantalones, sea el que sea, poco a poco se va vaciando su cuarto aunque lo sigan llenando de otros triques que van acumulando con su día a día porque eso nunca se detiene pero la purga inicial va funcionando poco a poco. 

Definitivamente hay una mejora aunque sea muy gradual y muy pequeña porque al menos lograron deshacerse de muchas cosas innecesarias y estorbosas que tal vez ya se habían acostumbrado a que estuvieran ahí y por eso no hacían nada para quitarlas aunque les estorbara bastante al momento de buscar esa carta que les mandó una amiga hace muchos años y que quién sabe dónde la dejaron, seguro en esa mesa llena de papeles "importantes". Para que la purga funcionara bien, tendríamos que hacerla más seguido, ¿no? Y terminarla, no dejar esa montaña de cachivaches a medias. Y realmente puede que ni nos demos cuenta de la necesidad de hacer una purga de cuarto, no vemos el desorden porque ya nos acostumbramos. Conozco un señor que no se da cuenta que su casa huele mal y es probablemente la persona que más necesita limpiar su casa pero se reúsa a hacerlo porque según él no está sucia.

No sé si sea demasiado obvio o si ustedes, mis querides lectores necesiten que les señale el paralelismo, la metáfora que estoy tratando de hacer aquí pero por si las moscas, la diré directamente: hacer una purga de cuarto es como ir a terapia. Tenemos muchísima basura, muchísimo bagaje en nuestras cabezas, cosas que puede que ni nos demos cuenta que tenemos ahí o del daño que nos pueden estar haciendo, cosas que ni sabíamos que teníamos pero que pueden resultar útiles al encontrarlas, cosas que no recordábamos que teníamos hasta que nos pusimos a vaciar y volvimos a encontrar. 

Hay muchísimas cosas ahí que sólo veremos si empezamos a buscar y no por haberlas encontrado e identificado, no por saber que queremos deshacernos de ellas, van a desaparecer mágicamente, pero ayuda saber que están ahí y que no las queremos (o tal vez sí). Ir a terapia es abrir la puerta a una purga mental. No es algo que se haga de un día para otro, requiere mucho esfuerzo y valentía, es un proyecto que no necesariamente tiene un final aunque pueda tener un objetivo (como vaciar un mueble en específico, lo cual sí se puede lograr) y sobre todo, no es algo que suceda por sí solo. El cuarto no se limpia solo, tienes que echarle ganas. 

En la terapia hay alguien que te ayuda pero no va a mágicamente resolver tus problemas. Al menos en mi experiencia, la figura del terapeuta es como un guía que te ayuda a entender qué son esas cosas en tu cuarto y de qué manera te están afectando para que tú sepas mejor qué hacer con ellas. No es la solución mágica que va a lograr que desaparezcan todos tus problemas pero definitivamente creo que ayuda y mucho. Claro, también creo que hay gente que necesita "limpiar su cuarto" más que otra, sobre todo (frecuentemente) aquellas personas que consideran que "definitivamente no tienen que limpiar porque no está sucio". Entiéndase, estoy diciendo que la gente que dice que no necesita ir a terapia porque según elles están bien de la cabeza, muy seguido es la gente que yo pienso que más necesita ir a terapia porque tienen MUCHAS cosas que trabajar, pero bueno. 

Al final del día, todes tenemos que darle tantito mantenimiento de vez en cuando a nuestros cuartos: sacar la basura, tender la cama, pasar una escoba aunque sea y no se necesita necesariamente acudir a un profesional para hacer eso. Hablar con un amigue, hacer ejercicio, dibujar, escuchar música, meditar, escribir pueden ser actividades terapéuticas y puede que para algunas personas sea suficiente pero una purga de vez en cuando nunca cae mal.



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