Propinas

En México hay demasiados trabajos que funcionan gracias a las propinas. Hay gente que vive de ellas porque sus salarios son extremadamente bajos. Esto no es algo que no se sepa, sólo me pareció una buena manera de introducir el tema. Existe este debate nada nuevo sobre si se debería o no de permitir este esquema en el que tras haber pagado el precio establecido por un servicio, el cliente se vea en la obligación moral y social de añadir un monto adicional a manera de agradecimiento por el servicio obtenido, mismo que se ha vuelto una manera de expresar el nivel de satisfacción por dicho servicio. Dependiendo del servicio, el monto mínimo aceptable. Cuando uno va al super, darle menos de cinco pesos al empacador (popularmente llamado cerillo) sería grosero y darle más de quince es especialmente generoso, con las personas que lavan los parabrisas en los semáforos, estas cantidades suben a diez y veinte respectivamente aunque eso no es tanto una propina porque elles no reciben un salario. Pero el debate va más dirigido hacia el servicio en los restaurantes, las peluquerías, los salones de belleza, los bares, donde la propina se expresa en porcentaje y dar menos del diez por ciento del consumo total está muy mal visto. 

El principal argumento contra las propinas es que los dueños de estos negocios deberían de darles salarios dignos a sus empleados y al poder apoyarse de las propinas, los jefes puedes deslindarse de cualquier responsabilidad y pagar una miseria y por otro lado, el cliente no debería de tener la responsabilidad de pagar un monto adicional al que viene en el menú para mantener a los empleados de otra persona. Mejor sería incorporar esas propinas (asumiendo un valor suficientemente elevado para dar buenos salarios y suficientemente reducidos para que la gente pueda seguir consumiendo) en el precio inicial y así no hay impuestos ocultos. El principal argumento a favor de las propinas es que al ser un monto completamente variable y al (generalmente) depender de la satisfacción del cliente, sirven como incentivo para brindar un buen producto y servicio y así garantizar la felicidad, la recomendación y el regreso del consumidor y por extensión, la popularidad del establecimiento y si se les pagara bien a los empleados, no tendrían ese incentivo para hacer un buen trabajo. Además, no se puede cambiar el sistema que ya está en juego. Mejor sería dejar todo como está. Eso a mí me parecen patrañas y aunque no voy a dejar de dar propinas cuando tenga que darlas, creo que estoy más del lado de que una propina debería de ser una muestra de aprecio voluntaria y no una norma social. ¿Ustedes qué opinan?

No es un debate nuevo, no estoy escribiendo algo revolucionario ni especialmente interesante pero había que subir una entrada y nadie contestó la cajita de preguntas el viernes así que no se pueden quejar.




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