La educación durante el Porfiriato



El Proyecto final de mi clase de Porfirismo es hacer una presentación oral sobre algún tema de interés relacionado con el Porfiriato. Por mis intereses, decidí hacer la mía sobre la educación durante el Porfiriato. Les comparto un poco de lo que aprendí haciendo esta investigación.

Claro que para empezar, tengo que darles una breve introducción a lo que fue el Porfiriato, para todes aquelles que no llevan un semestre cursando una clase enteramente dedicada al tema y sobre todo, para los dos lectores extranjeros que de vez en cuando se asoman por aquí:

El Porfiriato fue un periodo en la historia de México entre los años 1876 y 1910 durante los cuales Porfirio Díaz fue presidente (reelecto varias veces). Es un personaje controversial puesto que bajo su gobierno, el lema era "paz, orden y progreso" y el país vio un gran crecimiento económico y la llamada "paz porfiriana" sin embargo, no tardó en convertirse en una dictadura represiva que terminó en la guerra de Revolución mexicana tras la cual la reelección presidencial fue prohibida. 

El Porfiriato fue mucho más que eso y es un tema, en mi opinión, interesantísimo que vale la pena estudiar más pero hoy no es el momento ni el espacio para eso. Hoy me enfocaré en un aspecto un poco más específico: la educación.

Es difícil escribir sobre un tema tan general como lo es la educación en México incluso cuando es delimitada a un solo periodo histórico. Esto se debe a que el Porfiriato es un periodo muy largo en el cual hubo muchos cambios, algunos de los cuales no duraron mucho y otros de los cuales siguen vigentes hoy en día, y también a que México es un país enorme y cada uno de sus estados tuvo sus propios temas en cuanto a la educación, pero aún así se hará el esfuerzo.

En primer lugar, hay que entender el contexto: en 1976 acababa de terminar el gobierno Lerdo de Tejada y antes del suyo, el de Benito Juárez que le heredó los principios de su Reforma educativa a Díaz. Esta establecía que la educación debía ser laica, gratuita y obligatoria. Empezamos con las dificultades. ¿Cómo puede el Estado exigirle a su población que tenga una educación si no la proporciona él mismo? La responsabilidad del Estado era reconocida pero la enormidad de esta tarea no puede ser ignorada. Se tiene que tomar en cuenta que la mayoría de la población mexicana vivía en un espacio rural, teniendo 7,000 personas en promedio en cada ciudad y 153 personas en promedio en cada hacienda, ranchería o agrupación que era donde vivía la mayoría de la población. Y a pesar de los avances en los medios de transporte y comunicación, mucha gente no se podía trasladar y aunque pudieran, no existían escuelas, (la educación formal se llevaba a cabo en casas) y aunque las hubiera, ¿quién enseñaría? Y ¿cómo convencer a un gobierno de invertir en la educación para todes si dicho gobierno cree en la inferioridad de las personas indígenas y en su incapacidad para aprender? Empiezan a ver el problema. Vayamos allá pues.

En términos generales, se empezó a ver a la educación como la principal manera para llegar al desarrollo del país, tanto económico como político, social, incluso hasta moral. Porfirio Díaz buscaba la unidad nacional en el ámbito político y académico; creía que si todos los mexicanos aprendían lo mismo, tenderían a actuar de la misma manera y eso le permitiría centralizar el poder con mayor facilidad. Además, la paz porfiriana permitió que naciera un mayor interés por la educación. Por eso se buscó establecer un programa general de educación pública que se aplicara en toda la república, sin embargo, el problema con el principio de la uniformidad era que los mismos métodos, técnicas, procedimientos y textos no se podían aplicar de igual manera a todas las regiones del país por dos razones. La primera era política: la uniformidad significaba centralizar la educación lo cual iba en contra de la soberanía y la libertad de legislar de la cual gozaban los estados; la segunda era práctica: la gente de cada estado vive una realidad diferente, tiene maneras de pensar diferentes y lo que funciona en Chiapas es muy probable que no funcione en Sonora. Al final "cada estado fue adoptando sus metas y sus planes educativos según lo permitieran los recursos económicos y lo establecieran las prioridades regionales".

Durante la década de los ochenta se llevaron a cabo cuatro Congresos de Instrucción en los que se buscaba regular la educación y establecer normas y principios. Se trataron temas de higiena y se estableció la Escuela preparartoria Nacional, con un enfoque positivista. En 1882 Joaquín Baranda se hizo cargo del Ministerio de Justicia e Instrucción Pública y se le dio mucha importancia a la educación primaria. Se empezaron a establecer escuelas y leyes; la semana escolar tendría cinco días, el año escolar 10 meses; se decretó que habría multas para todo aquel que impidiera a los niños de entre 6 y 12 años fueran a la escuela, el inglés y el francés serían voluntarios, el preescolar sería voluntario también y dirigido enteramente por mujeres.  

Inicialmente, los libros de texto eran fundamentales para las clases debido a la escasez y a la poca preparación de los profesores, sin embargo, en 1885 se creó la primera escuela normal en la capital y tras ella se pusieron muchas más para formar a más profesores con lo cual, se volvía cada vez más innecesario el uso de los libros de texto que reducían el trabajo intelectual de los estudiantes a ejercicios de memoria, lo cual no era del todo correcto. Otro cambio importante fue la unión de lectura y escritura, la materia más importante y la única para la cual los libros de texto eran obligatorios, se apoyaba en el uso de diferentes libritos (silabarios y cartillas) y de métodos como Rébsamen (fonético en vez de deletreo). 

Cada estado obtuvo resultados diferentes. El norte del país tuvo mayor índice de alfabetización debido a que tenían más recursos, menos indígenas (los indígenas tenían menor grado de estudios debido al proceso histórico de discriminación) y gobernantes interesados en impulsar la educación mientras que en el sur la mayoría de la población era rural, había un atraso tecnológico con alto porcentaje de población indígena. Algunos estados como Sonora, implementaron el uso de la prensa para la enseñanza,

No podemos dejar a un lado el papel de las mujeres en la educación durante el Porfiriato. Si bien desde épocas coloniales, ya había mujeres siendo instruidas formalmente, no fue hasta los ochentas que se graduaron las primeras mujeres de la escuela. También se crearon escuelas de artes y oficios para las mujeres que se especializaban en formarlas para poder incorporarse a la nueva industria de la época, eso sí, en trabajos asociados con su género como la costurería, aunque estas escuelas eran vistas como programas de apoyo social. También se tiene que mencionar que en 1905 se fundó Secretaría de Instrucción pública y Bellas Artes con Justo Sierra al mando. Justo Sierra fue una figura sumamente importante ya que, entre otras cosas, fundó la universidad nacional de México que hoy es la UNAM, la mayor casa de estudios del país.

Los principales cambios fueron teóricos y pedagógicos. La Escuela moderna mexicana buscaba desarrollo moral físico intelectual y estético de los estudiantes y si bien, se lograron establecer las reglas y las metodologías que se debían emplear y que serían las bases para la educación moderna, el avance fue teórico y no práctico ya que en 1910, el 85% de la población seguía siendo analfabeta. Esto no es una crítica, es sólo poner las cosas en perspectiva. Sí hubieron muchos avances pero al final de todo, seguía faltando mucho por hacer.

Aquí lo dejaré por hoy aunque si les interesa este tema, les recomiendo mucho el libro de Historia de la educación durante el Porfiriato de Milada Bazant.


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