Motines de arroz en Japón 1918

Les comparto un ensayo que escribí sobre historia de Japón el semestre pasado:


Los Motines de Arroz en Japón en 1918 fueron un movimiento social generalizado en respuesta al aumento del precio del grano (el precio del grano aumentó un 174% entre 1924 y 1918), alimento básico en la dieta japonesa. Esta inflación descontrolada no fue acompañada por un alza en los salarios, lo que afectó principalmente a la clase trabajadora. Fue la primera vez que el Japón moderno presenció cómo el hambre unía a obreros, campesinos y mujeres en una protesta común contra el Estado y los llamados “nuevos ricos”. Entre los participantes se encontraban distintos sectores sociales: trabajadores industriales, agricultores, mineros, mujeres y miembros de comunidades marginadas como los burakumin.

Para comprender este movimiento, es indispensable primero vislumbrar el contexto: 1918 fue un año decisivo por diversas razones. En primer lugar, marcó el fin de la Primera Guerra Mundial, entonces conocida como la Gran Guerra, que se pensaba sería el último gran conflicto bélico. Este enfrentamiento tuvo varias consecuencias a nivel mundial. Japón, por ejemplo, exportó grandes cantidades de arroz para satisfacer la demanda de los países en guerra y para reemplazarlos como proveedores en el comercio mundial ya que las potencias europeas se habían retirado del mercado. Sin embargo, no fue el pueblo japonés quien se benefició de esas exportaciones, sino los grandes empresarios, quienes además tenían una fuerte influencia sobre las decisiones del gobierno. Esta exportación masiva provocó escasez.

En cuanto a la participación militar en el conflicto, aunque la japonesa fue limitada, sí resultó decisiva. El país no sufrió grandes pérdidas económicas ni humanas, y consiguió modestas ganancias tanto políticas como territoriales. Paralelamente, acababa de tener lugar la Revolución Rusa, que culminó en el derrocamiento de la dinastía de los zares y la abolición del régimen absolutista. Esto envió al mundo —y a Japón en particular— el mensaje de que era posible resistir un sistema opresivo y lograr un cambio. Inspirados por estos acontecimientos, sectores de la población japonesa comenzaron a organizarse y manifestarse contra la inflación y la falta de medidas por parte del Estado.

Los primeros disturbios surgieron en la costa de la pequeña aldea pesquera, Uozu, en la prefectura de Toyama, en julio de 1918, poco antes de finalizar la Gran Guerra. En ese lugar, mujeres de familias pescadoras impidieron la salida de un barco que transportaba arroz para exportación. Atribuían el alza de precios a la excesiva exportación del grano, y creían que detener el embarque podría mitigar sus efectos.

En el atardecer del día 22 de julio, en el pueblo de pescadores de Uotsu, las mujeres estaban reunidas y comentaban después del trabajo acerca del aumento del precio del arroz. Su labor como cargadoras del puerto consistía en embarcar las bolsas de arroz para exportar a las ciudades del centro. Ellas decidieron protestar contra el embarque del arroz que, según creían, provocaba el alza de su precio. A la mañana siguiente, se reunieron en la playa y, a pesar de la orden de dispersarse, se dirigieron hacia las oficinas y residencias de los ricos, pidiendo auxilio. Así comenzaron los motines que se extendieron a trescientos lugares de casi todas las provincias

El movimiento se propagó velozmente por todo el país, alcanzando hasta cuatrocientas localidades y movilizando a más de un millón de personas. Las formas de protesta variaron: desde solicitudes pacíficas hasta actos violentos contra comerciantes, incluyendo el uso de dinamita para destruir locales. Además de exigir la baja en los precios, se pedían reformas políticas que permitieran controlarlos. Un manifestante expresó el sentir popular con estas palabras: "Los tipos que gozan la vida por ser ricos temblaron atemorizados. Los obreros somos pacíficos, pero una vez enfurecidos, hacemos cosas horribles. ¿Tienen miedo? Entonces, trátennos mejor."

En ese momento, el primer ministro era Terauchi Masatake, quien respondió de manera represiva desplegando cerca de cincuenta mil soldados para sofocar las protestas, especialmente en ciudades como Kobe y Osaka:

"En Kobe, los manifestantes quemaron la residencia del comerciante de arroz Suzuki, símbolo de la especulación. Cuando el fuego alcanzó el edificio, se escucharon gritos de triunfo. La ciudad entera quedó sumida en el caos, con enfrentamientos entre la multitud y las tropas. Los mineros de la región incluso usaron dinamita para resistir la represión

En las zonas mineras, los enfrentamientos fueron aún más intensos. En Kyushu, por ejemplo, las tropas dispararon contra los manifestantes, causando la mayoría de las muertes. En total, los disturbios dejaron un saldo de más de treinta muertos y miles de detenidos.

Además de la represión, se implementaron algunas medidas mínimas: un pequeño subsidio al arroz y la autorización para importar el grano con el fin de aliviar la escasez. Estas acciones no fueron suficientes. La presión popular llevó finalmente a la dimisión de Terauchi, quien fue reemplazado por Hara Takashi. Su nombramiento marcó un punto de inflexión en la historia japonesa, ya que fue el primer gabinete liderado por un partido político. Este acontecimiento dio inicio a lo que se conoce como la democracia Taisho.

A raíz de los motines, los trabajadores comenzaron a organizarse como nunca antes. Surgieron sindicatos como la Federación Japonesa del Trabajo, la Oficina Social y la Sociedad de Armonización. Se impulsaron demandas por mejores condiciones laborales y se crearon instituciones para mediar en conflictos de trabajo. También se lograron aumentos salariales, especialmente en las industrias textil y minera, y se implementó el sufragio universal masculino, permitiendo el voto a todos los hombres mayores de veinticinco años. Aunque estas reformas no impidieron el auge del militarismo en los años treinta, sentaron las bases del Japón democrático de la posguerra. En el plano internacional, los motines sirvieron de inspiración para movimientos independentistas en Corea y Taiwán.

En definitiva, los Motines del Arroz de 1918 fueron mucho más que una simple reacción ante el hambre. Representaron la lucha por la justicia económica y política en un país que atravesaba una rápida modernización. Al combinar formas tradicionales de protesta con demandas modernas de derechos y democracia, estos eventos marcaron el comienzo de una era de movilización social que dejaría una huella profunda en la historia de Japón. Aunque fueron reprimidos, su legado perdura en la memoria colectiva, como símbolo de resistencia y como inspiración para futuras luchas por la equidad y la participación ciudadana.

Fuentes:

Gordon Andrew “Conflicto social y control, protesta y represión (Japón)” en International Encyclopedia, 2 de mayo 2018, consultado el 16 de mayo 2025, obtenido de: https://encyclopedia.1914-1918-online.net/article/social-conflict-and-control-protest-and-repression-japan/ 

Guerrero Martín Alberto, “Historia Contemporánea de Japón” en Guerra Colonial, 2021, pp. 143-150.

Tanaka Michiko “Motines del arroz en el Japón en el año 1918” en Estudios Orientales, Vol. 6, No. 3, 1971, pp. 250-285.

Vivas Díaz Andrés Eduardo, “El imperio del sol naciente en la gran guerra de Europa” en Goliardos, pp. 42-53


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