El Cost(c)o de sobrevivir

Pipo me pidió que escribiera sobre este tema específicamente y creo que la época lo justifica. Que no se diga que no hago todo por mis fans.





Que los rusos invadieran México para llegar a Estados Unidos tenía sentido. Que lo hicieran de una manera tan estúpida no. Quiero decir, por Dios, tienen bombas nucleares, tecnología militar y números muy superiores a los nuestros, un alcance mucho mayor, mejores estrategas, un espíritu inquebrantable, en fin. Simplemente están mejor preparados para la guerra que nosotros. Y deciden mandar soldados, sin armadura, sin artillería, sin soporte aéreo, con armas muy básicas. Algo andaba mal, lo sabíamos. No quisimos arriesgarnos. 

Solicitamos refuerzos de nuestros aliados norteamericanos que estuvieron felices proporcionar. Las fuerzas rusas fueron decimadas en cuestión de momentos sin siquiera tener que recurrir a explosivos. La fecha se conmemoró. Se firmaron tratados de paz. Los cuerpos de los caídos fueron enterrados en un nuevo parque con un monumento a la unión. Se hicieron más películas donde los rusos eran los malos pero todo seguía sin tener sentido. Se había acabado demasiado rápido, había sido demasiado fácil. 

El conflicto empezaba a abandonar los temas centrales de lo que antes era Twitter y ahora es X cuando los cuerpos comenzaron a moverse. Una mañana nos recibió con la noticia de que durante la noche, alguien excavó las tumbas del parque de la Unión y sacado a los cadáveres de ahí. Todos ellos. Sonaron las alarmas pero nadie sabía por qué. Comenzaron las teorías de conspiración que nadie creía realmente, sin embargo una de ellas resultó ser verdad

Los vimos marchar al amanecer. En sus uniformes, aún se leían las iniciales del Régimen Soviético de Quiebre Avanzado. Probablemente ya lo estés pensando: efectivamente, eran zombis. Nadie había excavado las tumbas, ellos habían quitado la tierra desde adentro. Era el plan perfecto. Rusia no tenía que admitir responsabilidad de esta invasión biológica porque ya había pagado los daños de una invasión previa. El virus se empezó a expandir rapidísimamente. Antes de que nos diéramos cuenta si quiera porque algunas personas tardaban en convertirse una vez infectada. En cuanto los gringos se dieron cuenta lanzaron bombas nucleares pero para entonces ya era demasiado tarde. 

Supongo que fue algún pasajero en algún avión turista el que llevó el virus a Nueva York que fue la primera ciudad en registrar casos. Los Ángeles, Chicago, San Francisco, Houston, Washington... No tardaron en caer todas, y junto con ellas, los principales países aliados de Estados Unidos y enemigos de Rusia, cuyos habitantes parecían ser todos inmunes a este virus que parecía no afectarles.

Tiene sentido si lo piensas, que hayamos sobrevivido los que estábamos dentro del Costco. Parece coincidencia pero el gerente era uno de los principales creyentes de las teorías de conspiración y él decidió cerrar por completo las puertas cuando esto a penas empezaba, manteniéndonos dentro de uno de los mayores almacenes de comida y suministros de toda la ciudad, sanos y a salvo del exterior. Por lo que al inicio le mentamos la madre, ahora le agradecemos enormemente.

Estos zombis no son particularmente agresivos si no se les provoca. Son hambrientos pero no tienen sentidos magnificados ni nada por el estilo que les permita conseguirlo con mayor facilidad que a un ser humano normal. El problema fue lo fácil que fue que infectar a otras personas que hizo que se expandiera tan rápido, es peor que el COVID. Al menos eso vimos en los noticieros que logramos ver en nuestros teléfonos antes de que cayeran los medios de comunicación.

Hoy es el día número cuarenta y siete del encierro. No somos tantas personas aquí encerradas y parece que todavía hay mucha comida pero no me engaño: si es que no se acaba la energía antes y podemos disfrutar de todos los productos congelados y refrigerados, yo sé que tarde o temprano, la comida se va a acabar y tendremos que recurrir al canibalismo. Me arrepiento de haber dejado mi hacha, mi bat y mi machete en el carro. Lo bueno es que sí bajé uno de mis cuchillos y nadie lo ha visto. Cuando llegue el momento, estaré listo. Sólo espero que no se filtre el virus por los conductos de aire o algo así. Preferiría comerme a mis compañeros supervivientes a que se unan a las filas de las Tropas de la Gran Putrefacción

Fin(?)


¿Qué opinan? ¿Le sigo o de plano mejor me dedico a escribir ensayos porque los cuentos no se me dan?


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